Chorreos

Obra maestra

3 mayo , 2009

¿Qué recordaremos dentro de medio siglo cuando se hable de la tarde del 2 de mayo de 2009? La actuación del Barça fue tan sublime que costará explicarla. A pesar de las evidencias, el partidazo de ayer fue algo distinto a una humillación. No llegó desde el rencor, como han llegado tantos triunfos en ese feudo de la mano de Cruyff, de Luis Enrique, de guerreros antimadridistas.
El 2-6 respondió a otra cosa, a una ecuación matemática, un ejercicio de justicia universal que rara vez se ve en el fútbol. La exhibición llegó tocando el balón primorosamente, a pases cortos, triangulando a lo largo y ancho del Bernabéu. Gente como Xavi, Iniesta, Messi o Piqué no jugaron para aniquilar al rival, sino dando un sentido pedagógico a su despliegue: «A esto se juega así», se escuchaba a cada combinación. «Es que os vamos a machacar porque somos mucho mejores», decía Henry a cada aparición por la banda.
El memorable partido de ayer quedará fijado en los libros como el día en que el fútbol desnudó la diferencia existente entre dos equipos, uno que representa la estética, alegre y otro que lo fía todo al entusiasmo. Será la tarde en que dos conjuntos de récord, separados sólo por cuatro puntos, se midieron para dejar claro quién era el mejor. Unos chutaron cuatro veces, los otros, 14. El abismo que se abrió entre ambos fue incalculable. Los locales quedaron retratados como una mentira futbolística, y los visitantes ingresaron formalmente en la galería de equipos legendarios.
La larga noche de alaridos azulgranas sirvió también de epílogo del Madrí de Capello, una miseria balompédica que reinó en España durante dos años apostando todo a las áreas y despreciando el centro del campo, justo la zona donde el Barça le barrió. El funeral de ese equipo ganador de Casillas, Van Nistelrooy, Raúl, Ramos e Higuaín se celebró ante 80.000 espectadores, con el balón como oficiante y la esperanza en una vida mejor de la mano de Florentino, que sacará la escoba para devolver algo de brillo al conjunto de Nanín.

El Barça cumplió ayer con su labor: con una obra maestra, redujo al Madrí a cenizas. Canaletes sonríe y el mundo es un lugar mejor.

PD: La Banda, esta Banda, fue la que enterró al increíble Barça de Ronaldinho. De eso se acordó Messi, todo un ilustrado que en el Bernabéu demostró conocerse la historia de Aquiles, su difunto primo y su venganza ante Héctor: «Cuando despojabas el cadáver de Patroclo, sin duda te creíste salvado y no me temiste a mí porque me hallaba ausente. ¡Necio! Quedaba yo como vengador, mucho más fuerte que él, en las cóncavas naves, y te he quebrado las rodillas».

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