Liga

Edipo lleva el siete

23 septiembre , 2010

Ustedes podrán decir que no tiene mayor misterio que un delantero marque goles. Efectivamente, los goleadores anotan, los centrales despejan, los laterales suben y bajan, los medios organizan, Puyol daña las córneas. Ninguna novedad.
Pero discúlpenme, cuando un gol anodino lo hace un ariete que se enfrenta al equipo donde creció, donde se hizo hombre, la cosa cambia, se convierte en algo más profundo. Huele a venganza y a brindis por los buenos tiempos. A revolcón de despedida con aquella ex que no nos entendió.
Si además resulta que el vengador es Villa, perdonen, pero ya merece la pena el bodrio entero sólo para ver el gol con detenimiento. Cuando arranca, cuando espera el balón, ya sabe cómo acabará todo. Cuando se queda solo ante el portero, levanta la cabeza, pero no lo hace buscando a quién asistir, sino asegurándose de que está solo frente a su pasado, frente a Quini y Luis Enrique y cualquiera que quiera su trono.
Nuestro asesino actuó anoche. Tras el crimen, Edipo torció una sonrisa. Ya saben, el que una vez tuvo que ser sincero con sus propias hijas: «Vuestro padre ha matado a su padre y ha sembrado en la que le parió».
Fue un 1-0. Quedó un bonito cadáver.

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