La 23

La 23 la logramos con Messi (1,69 m) y Neymar (68 kilos) aguantando el careo y la intimidación de dos centrales uruguayos. La 23 volvió a teñir la ciudad de azulgrana con esa sensación maravillosa de que esto no va de seguir, sino de comenzar. La 23 es la 13a en los últimos 25 años, la quinta en los últimos siete. La 23 iguala a Douglas con CR Ceja.

La 23 tiene el mérito de que a pesar de La Bestia Parda, éste era un equipo nuevo, con cambios en todas las líneas, con las alquimias por hacerse, con un cuerpo técnico tan hermético como antipático. La 23 llegó en una radiante tarde de primavera en que logramos el milagro astrológico de ver perder a La Banda (una Liga), al Espanyol (el camino a Europa) y al Atleti (destronado en su propia casa, humillado entre caños y elásticas de Neymar).

La 23 también es la de Santa Daniella, que se llevó a Sex bien lejos de aquí; la 23 nos debería recordar que el fútbol no es tan difícil, cojones, que a veces las recetas son sencillas:

• Que si Puyol no se aguanta los pedos y Mascherano y Piqué juegan siempre, lo lógico es que bajen de nivel. Ay, ese central infichable durante tres largas temporadas, ese buen Mathieu que tenía que haber llegado mucho antes.
• Que si un equipo está siempre peor que sus rivales desde el punto de vista de la preparación física, cagada. A correr, cojones.
• Que no hay mejor medicina que la del banquillo, y lo bien que le sentaron a Piqué esos tres meses de tortura china a que le sometió Luis Enrique.

Vamos, joder, que esto no era la fisión nuclear.

La 23 deja un reguero de comparaciones que dan para mucho Youporn: Piqué (28 tacos) ya tiene las ligas de Hierro, Xavi supera las que alzó Del Bosque como jugador y entrenador, Pedro ha ganado cinco de siete cuando Rexach se hizo con una de 15, Busquets (26) iguala a Casillas, Messi (27, amigos, 27) queda a una de las que ganó Di Stéfano.

La 23, señores, se logró desde mucho orgullo y mucho aguante y desde el talento de una delantera que hace de cualquier partido un cometa Halley. A la 23 la querremos mucho porque no la ganaron Florentino ni Cristiano, y porque vuelve a recordarle al planeta que en el último cuarto de siglo el fútbol ha sido azulgrana, un combinado feliz a base de alegría, velocidad, ataque, sonrisas, balón y ese maravilloso y Leo Messi. Qué inolvidable, nuestra 23.

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