FCB: Furia, cólera y bilis
Hablamos de un equipo que está en el primer año de su...
Por cuarto año consecutivo arranca el Barça con tres victorias consecutivas y encima lo hace habiendo visitado ya San Mamés y el Calderón, además de quitándose de encima el gafe del Málaga. Lo adivinan, amigos: ¡Euforia, disipación sexual y cancionero gitano! En este agujero, ya lo saben, nos hemos especializado en hacer año tras año pronósticos espectaculares (y a menudo sonrojantes) por estas fechas. Somos gente de costumbres y no pensamos saltarnos la ceremonia del optimismo, y por eso proclamamos la buena nueva: el campeón tiene hambre y es el gran favorito a revalidar el título.
El partido del Calderón deja tres conclusiones. La principal es que los jugadores siguen celebrando cada gol como si estuvieran aún en la recta final de mayo y nada en este juego es más definitivo que ese detalle. La segunda es que si bien de medio campo para delante el equipo no tiene banquillo ni alternativas, de medio campo para atrás por fin la cosa entra dentro de la otrora remota esfera de lo decente. Existe aún una tercera: el Atleti, que ha vuelto a hacer un equipo como para asustar, no tiene cuajo, hambre ni empuje para estar este año luchando por el título.
Así las cosas, y sumando a esta dimisión la del Sevilla y el Valencia, que han comenzado anémicos, nos quedamos con un único rival en el horizonte. Lo adivinan, la inefable Banda, que acumula un título en las últimas siete ediciones, registro triste que no se anotaba desde los años 40 y que tiene ahora el mérito añadido de los dispendios florentinos. El Mal sigue teniendo a tres de los mejores centrales del planeta y a la colección de media puntas más fastuosa que uno pueda imaginar. A ello se añade un hambre que uno intuye creciente a tenor de la miseria que pasan en aquel lugar. No olvidemos que el Barça ha ganado en la última década 24 títulos, dejando a La Banda (10) muy lejos de la cumbre y en dura competencia con Monchi (ocho) y Caminero (siete). Uno imagina, pues, que si en Valdebebas queda algo de vergüenza torera, lo lógico sería que entrenaran más fuerte y con más inquina que en can Barça, aunque no puede descartarse que dediquen las sesiones a poner caras de tíos duros para usarlas en anuncios de cosméticos, cosa que buena falta les hace.
En fin, amigos. A quien nos quiera tumbar, ya saben dónde estamos, pero no parece que el campeón de Europa se haya dejado el orgullo en sólo tres meses. Convendrán en que en esta era de prodigios nos hemos ganado el derecho al triunfalismo, así que ya saben. Nuestro es el equipo, nuestra es La Bestia, y nuestro el optimismo.
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