Champions

Ratas y cucarachas

18 marzo , 2016

A partir de cierta hora de la noche, sobre las 22.30 horas, cuando empiezan a escasear los viajeros y el metro transporta básicamente a borrachos, noctámbulos, periodistas y demás dudosas, hay dos especies animales que se animan a abandonar sus invisibles agujeros para dejarse ver por el andén de Plaça Catalunya de la Línea 3, la verde, la del Camp Nou. Son los ratones y las cucarachas.

Su presencia es a veces advertida por el alarido de alguna centroeuropea; en general basta con esperar mirando las inmediaciones de las bolsas de basura. Ahí aparecen esos terroríficos monstruos, los portadores de la peste negra, los Gregor Samsas de nuestras peores pesadillas.

Este miércoles, tras derrotar a un Arsenal del que podría decirse que fue mejor durante largas fases de la ida y también de la vuelta y que se llevó un 5-1 global de recuerdo, el andén estaba lleno de extranjeros. No sólo ingleses, sino gentes insólitas que sin duda hicieron de extras en el ejército de Jerjes en 300. Como tantos otros días, ratones y cucarachas hacían su agosto y correteaban por el lugar. Hubo grititos y espantos por parte de gentes nobles y educadas que jamás entenderán por qué oscuro motivo Uruguay es una potencia futbolística mundial. Hubo también un breve momento de pánico, que protagonizó una señora rubia, entrada en carnes, cincuentañera y de bufanda roja y blanca. La pobre señalaba con el dedo al motivo de su horror (un artrópodo de seis centímetros buenos) que corría hacia mi posición. Aprovechando que el metro ya llegaba, fui a su encuentro. Di un paso y la pisé con suavidad, logrando un sonoro crujido en tres tiempos. La señora se puso la mano en la boca y ahogó un espasmo de horror. Todo ello ocurrió a escasos 100 metros de Canaletes.

Servidor andaba muy ocupado en su lectura del time line, con lo que no se dignó tranquilizarla. De haber bebido una cerveza más, le habría dicho lo siguiente:

-Es Champions, señora. El crujido es desagradable, pero tenemos que enseñarles quién manda.

Hoy, tras el enésimo sorteo en que uno piensa en la acreditada honestidad de la UEFA, en el intachable historial del Tito Flo y en los sobrenaturales poderes de ese horrendo escudo, este cavernario se ha consolado pensando en los ratoncitos del andén de Catalunya. Son escurridizos, mucho, pero de vez en cuando también se ponen a tiro. Y nosotros, ya saben: nosotros no somos ninguna cincuentañera de Kensington. Nosotros somos el pueblo de La Bestia y sabemos que de vez en cuando toca hacer un trabajo sucio.

4 Comentarios

You must be logged in to post a comment Login