Once Puyoles

«Va ser aleshores quan em vaig convèncer que l’avorriment era el segon pilar del sistema; el primer era el terror».

La casa de trobades, Martin Amis

De entre las virtudes de ese cristo de los terrenos de juego que fue Puyol, seguramente la más destacada es que le «gustaba» defender. Fue una acertada confesión que hizo y retrata muy bien su forma de entender el juego: donde el resto sufría, él gozaba, achicando espacios, intuyendo la acción, esperando su momento para desactivar el juego del rival.

Desde ese punto de vista bien puede decirse que el actual Atlético de Simeone son once Puyoles. Ustedes habrán visto a Griezmann caer a la zona del pivote a defender como un loco. Por Dios, si hasta Arda repartía leña en ese equipo. Les gusta defender, saben lo que les va en ello y desde esa formidable posición de fuerza que es disfrutar de lo que para todos en un peñazo, construyen sus opciones.

Llega el momento decisivo de la temporada y aquí ya no vale tener días malos y esperar sobrevivir. Aquí es a vida o muerte y esperamos que esas piernas hayan descansado de los viajes a Sudamérica y esas cabezas se han quitado ya la losa de los tropecientos partidos sin perder. Todo lo anterior fue folklore, ahora es abril y por tanto es la hora del fútbol.

En frente, dicho queda, un rival que se dedica al terror y al aburrimiento. A esas armas hay que añadir una tercera, inesperada, que es cierta flojera de piernas del Barça, ciertas dudas aparecidas después de perder el sábado. Algunos agoreros han rescatado ya aquello de que «no era en enero cuando había que estar a tope». En efecto, no: era en abril. A tope no para bailar y golear, sino para resistir a la prueba mental más difícil que hay ahora mismo el fútbol europeo: sobrevivir al tedio mortal del Atleti.

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