Los nuestros

Veinteañeros (IV): El porte

24 agosto , 2016

Sabrán a estas alturas que el principal desembolso acometido por el Barça este verano ha servido para fichar a un futbolista de Mendes que jugaba en un equipo controlado por Mendes. Viendo los actores implicados, resultaba previsible que el atraco fuera completo, y así fue: 35 + 20 millones.

¿Y qué hemos fichado a ese precio? Elegancia y futuro. André Gomes es un volante que disfruta recibiendo y abriendo a bandas, que juega con las dos piernas, que gusta de tirar roscas de interior y exterior en busca de laterales y extremos. También es un tío que goza de algo típicamente culé como es el regate y la humillación del getafismo. Desde luego, queda muy lejos del canon del centrocampista de La Masia, que encarnó Guardiola, y también de la sublimación del modelo, que fue Xavi.

André Gomes es un futbolista al que le gusta demasiado correr como para que a los que nos hemos educado en el cruyffismo no nos pite algo al verle jugar. Es un centrocampista más del gusto de Rijkaard o del propio Luis Enrique, tíos que ya de jugadores ignoraban la triangulación, el juego de posición y el toque y me voy, y prefereían el ‘dame la bola que tiro parriba’. El asunto no nos preocupa: aquí hemos ganado Champions con Deco y Edmilson y sabemos que Rakitic suma mucho en un equipo donde tres pájaros tiene que cubrir la inmensidad del centro del campo.

Hablábamos del porte. De los vídeos de André Gomes (no se molesten, no merecen la pena, a no ser que quieran verle un par de buenos goles en el inframundo de la liga portuguesa o en ejercicios obvios como mearse a Mascherano o forzarle un penalti a Pepe) destaca su elegancia. La cabeza arriba, el peinado impecable, la barbita cuidada. Si ustedes permiten, el bueno de André se presentó con una lección de valorts que a un servidor se le hizo bola. De lo que no se cansa uno es de verle recibir y girar, le asalta a uno el recuerde de esa rareza que es el ballet equino. Es cierto que, en rigor, la elegancia no sirve para nada: recuerden a Bakero o al propio Luis Enrique, grandes ambos, pero verdaderos homenajes vivientes a la fealdad, la ataxia y la descoordinación. Pero somos el Barça, tenemos buen gusto y convendrán no está de más ver jugar al equipo y acordarse de Audrey Hepburn antes que de Arancha Sánchez Vicario.

En fin, ¿qué nos depara este chaval? Les diré que aún no llega a Rakitic. Les diré también que lo de incluir el Balón de Oro en la cláusula suena a chiste hardcore. Lo que sí está claro es que André es un regalo para la mirada, y que buena falta le hacía a ese banquillo un jugador así.

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