Clásico

Mañana toca

5 mayo , 2018

Hay por ahí un sujeto al que la tostada de mantequilla y mermelada siempre le cae del lado bueno. Es el mismo que tiene sobornada a una claca de tías que van por la calle diciéndole lo buenísimo que está, una claca que se turna para irse a cenar con él, una claca ciega, analfabeta y a sueldo.

Hay por ahí un individuo que es el hijo del director del colegio y que nunca jamás tuvo que estudiar para un examen. Es el mismo individuo que el día que se jugaba el MIR estudió un capítulo entre los 450 que entraban, y ahí le tienen, de cardiólogo en el hospital de la esquina de casa.

Hay por ahí un cretino que se ríe de las estadísticas y las desgracias, porque una vez cayó de un 58º piso y acabó con una capsulitis en un meñique. Es el mismo cretino que mandaba selfis desde su 747 en plena caída libre, a sabiendas de que en ese vuelo morían todos, menos él.

Hay por ahí un indeseable al que no multan jamás, que cuando es multado, gana la apelación, y que el único día que tuvo que pagar, decidió no pagar, sin ser embargado, conocía a no sé quién en no sé dónde. Es el mismo indeseable que se ha pasado la vida rayando coches con las llaves, robando cubatas en los bares, dando collejas en las discotecas.

Hay por ahí un patán que goza de óptima salud y de una ordenada vida familiar, al que le sobra el dinero, que nunca ha trabajado. Es el mismo patán que una vez al año, por Navidades, te manda una postal con una imagen a todo color de su culo peludo: «A seguir currando, pringao. ¡Viva España y viva el Rey!».

Hay por ahí un pájaro que de entre la descomunal acumulación de suerte, potra, chorra y azar que ha atesorado en los últimos años, su mayor chollo ha sido el de evitar cruzarse contigo hasta la mínima expresión: dos veces al año, y gracias.

¿Y por qué sonreímos, nostros, desgraciados?

Porque este domingo toca. Solos. 90 minutos. Con La Bestia Parda y con cámaras y público y medio mundo mirando. Toca seguir desmontando el caso Enron del planeta fútbol, toca escrache futbolístico, toca denunciar ante el universo que La Banda es un fraude al que se puede y se debe ganar.

Toca recordar, en suma, que esto no va de brujería ni de milagros ni de escudos con superpoderes: es sólo un juego divertido al que suelen ganar los buenos.

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