Chorreos

Territorio de caza (III)

3 marzo , 2019

«Pronto habrá té caliente y un cigarrillo, seguidos de arroz, carne y más cigarrillos. Puede que uno o dos tragos de vodka, si queda algo. Saborea ese ritual y se lo sabe de memoria. Entonces, mientras los ángulos conocidos cobran forma al otro lado del claro, el perro topa con un olor como si lo hiciera con una pared y se para en seco, gruñendo. Son compañeros de caza y el hombre comprende: hay alguien junto a la cabaña. Los pelos del lomo del perro y los del cuello del hombre se erizan a la vez. Y a la vez, oyen un ruido sordo en la oscuridad que parece venir de todas partes al mismo tiempo».

John Vaillant, El tigre

Aires de rutina, el placer del coche bien aparcado, de la toalla caliente al salir de la ducha, de las zapatillas milimétricamente situadas al amanecer. Para eso han quedado las antiguas tomas de Constantinopla al grito de «¡jagma!» que constituían nuestras contadas victorias en el Cuernabéu. El dato corre por ahí: hasta 2003, sólo 13 victorias en 74 visitas. Desde entonces, 13 victorias en 23 apariciones por el Aberno.

La historia, no sabíamos que era así, la cambian entrenadores valientes, con una idea y sin un pañuelo para los lloros. La cambia un futbolista de 169 centímetros que metaboliza las agresiones sufridas para obtener furia asesina, la cambia una generación con la competitividad de quien ni ha conocido ni compraría el psicodrama del nuñismo. Ay, en marzo del 2018, La Banda derrotó al blando PSG y se rearmó de moral. Este 2019 encaran el tramo decisivo de la Champions sabiendo que están más cerca del Getafe que del líder de su Liga, sabiendo que el Barça le ha sometido en cuatro partidos donde La Bestia Parda no desenfundó.

Cuando la historia rueda hacia el lado malo, hacia la penuria, la miseria y la desgracia, los avisos están aún más camuflados. Eres el Madrí, tu público te canta «Échale huevos» y con eso basta. Eres el Madrí y los sorteos de Champions dan risa, como las actuaciones de los porteros rivales o las plagas de lesiones en el oponente. Eres el Madrí, llegas a tu cabañita pensando en echar un piti y un traguito, porque es marzo y llegan las ocho semanicas productivas del año y rezumas optimismo.

Eres el Madrí, pero todo salta por los aires al darte cuenta de que hay alguien junto a la cabaña. Y de pronto, sin preaviso, ya no eres el Madrí. Eres un tío acojonado que no tiene ni idea de por dónde caerá la hostia. El Planeta Fútbol lleva años, eso lo sabes, esperando este momento.

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