Cavernícola

14: El mundo de Johan

8 febrero , 2022

¿Qué haría Johan?, se pregunta aún el mortal que más sabe de esto. Procedamos, pues.

En primer lugar, sí, Johan habría pedido delanteros decisivos, con uno contra uno, lo habría explicado con enorme contorsión lexicosintáctica para acabar diciendo, traedme tres tíos buenos.

En segundo lugar, bien podría haberse inventado a Alves de doble pivote para convertir en suplicio la visita del Cholo. Aunque a continuación le habría mandado un poco de recadito en la sala de prensa, un poco de ‘el fútbol es por los risas, no por los defensos colgadas del larguero’.

Johan también habría puesto niños a varios niños en el once, no ya por necesidad imperiosa en una plantilla diezmada por la barbarie nuñista, sino como mensaje a las vacas sagradas. (A este respecto en verdad les digo que el bueno de Frenkie ya habría comido banquillo, seguro, segurísimo).

No podemos negar, qué dolor admitirlo, que Johan se habría puesto troll con su presidente para salvar el culo de Dembélé si por alguna razón hubiera creído que le necesita. Recordemos: a Milla lo sacrificó en mitad de la plaza pública para gran alborozo de los niños de la época, sí, pero es que entonces ya había visto por el retrovisor a un espantapájaros llamado Guardiola que iba a barrerle de las alineaciones. Pero a Romário, en su verano loco, se lo perdonó todo. Sí, Cruyff habría chuleado muy fuertemente a Laporta y Alemany coreando el célebre himno del Vosotros-Dos-No-Tenéis-Ni-Puta-Idea, y habría impuesto su criterio. (También es cierto, dónde van a parar, que Johan jamás le habría dado cuatro años de oportunidades al fraudélé, menudo era).

Más: Cruyff se habría preocupado de que no conociéramos el nombre de medio directivo ni de ningún ejecutivo. Sólo fútbol y más fútbol, y el dinero en el campo y torera indiferencia a toda la peña encorbatada.

Por supuesto, Johan jamás habría perpetuado la casta de los capitanes veteranos con esos contratos. Miren que nos hizo llorar con Zubi o Stoichkov, pero tenía toda la razón.

Pero sobre todo, Johan habría disfrutado salvajemente de estos días nuestros, como si no hubiera otra semana, otra primavera, otra temporada. Habría disfrutado del foc nou, de las posibilidades infinitas que se le intuyen a Pedri, de los últimos años de la sapiencia de Busquets, de los cuádriceps y la durísima cara de Gavi, de este nuevo paisaje que se abre y que nos dice a cada momento que todo es posible y que el viaje acabará en una cima.

Y en el culmen del plancer, de su placer de chándal y balón, Johan habría cogido a Nico por banda, le habría expuesto e increpado en público,  y le habría amenazado con no volver a ponerlo si no le metía un gol a dios sabe quién, para luego alinearle de inicio en el Bernabéu.

Hoy que este rincón cumple 14 años conviene recordar que estamos de vuelta, que el fútbol es alegría y extremos, que el fútbol se ve con los ojos de Cruyff.

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