Copa del rey

Arqueología del desastre

25 enero , 2024

Qué horroroso el sabor de la ceniza, ¿verdad? ¡Qué tristístimo perder! Y mire que nos decían que esto, la derrota, era lo normal, y que lo anormal fue unir en un solo equipo a Xavi, Busquets, Iniesta y La Bestia Parda. ¡Pero no escuchamos, no lo bastante! ¡Puta vida!

Hoy, que vivimos una nueva jornada de autocompasión y envilecimiento y luto negro, convendría echar la vista atrá, un poco, no teman, para ver how bad. Puede, disculpen que nos pongamos estupendos, que lleguemos a la conclusión de que nosotros, la culerada postMessi, no está a la altura en momentos así de un club que lleva en su ADN los horrores i el analfabetismo del nuñismo, de una entidad que tiene 125 años de historia y a la que le han fusilado a un presidente y que sabe lo que es estar en la mierda, que ha normalizado la permanente barbarie de ser un club catalán en la Liga española.

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16 de febrero del 2021. 11 paquetes en el adiós de Dios a su templo europeo

Nadie nos lo avisó, pero la noche que el PSG nos fulminó (1-4) en unos octavos de Champions fue el último partido europeo de La Bestia en el Camp Nou. ¿Con quién jugamos aquella cita clave? Se lo canto, se lo canto, se lo canto. Defensa titular con Dest, Piqué, Lenglet y Alba. Ahí es nada. En el puto 2021. También de inicio dos fraudes de leyenda: Fraudie y Dempélé. Con Pedri, sí. Y con Ter Stegen. Y acompañando a Messi, Griezmann, la última chifladura de Bartomeu. Del banquillo entraron Pjanic, Braithwaite, Riqui, Trincao y Mingueza. Lo han leído bien. De los 16 tíos que había aquel día, 11 eran un desastre. Ah, y el pequeño detalle: Koeman en el banquillo y en el palco, nadie, dado que al fin habíamos puesto en órbita al amigo y sucesor de Rosell. La temporada, por cierto, acabó con aquel memorable título de Copa.

3 de noviembre del 2021. El Benfica y ocho fraudes nos dejan sin Champions

Si lo han olvidado, benditos sean. Había que ganar para ser segundos de grupo, pero no pasamos del 0-0 en casa ante el gafadísimo equipo portugués. Ni media sorpresa, si me permiten: en toda la fase de grupos logramos sólo dos goles. Dos en seis partidos. ¿Con quién jugamos? Con peña dimisionaria que se negaba a renunciar a sus contratazos: Piqué, Lenglet y Alba. En la medular ya campaba Fraudie de Jong; para entonces Busquets le tapaba las vergüenzas. También jugaron de inicio Nico y Gavi, más un tal Demir, que Dios le tenga en su gloria. No minimicemos un fracaso institucional: la estrella de aquel equipo era Memphis Depay. Como estímulo, desde el banquillo entraron Sergiño Dest, Dembélé y Eric Garcia. De 14 tíos, ocho eran un fraude. En el banquillo estaba Xavi, que llevaba menos de un mes con una plantilla pergeñada por Koeman en un club ya en inminente riesgo de quiebra y traumatizado por el mejor jugador que se haya visto pisar sobre el verde. Parecíamos muertos, estábamos muertos, y nadie daba un duro por ninguna resurrección. El año acabó en blanco, aunque con Busquets, Ferran y Aubameyang tuvimos días de gran fútbol en que parecía que sabíamos lo que era el tercer hombre.

5 de abril del 2023. Arrollados en Copa con cuatro roñas

Fue El Mal y fue en el Camp Nou. Fue, claro, con la vieja receta de los contragolpes, etc, me aburro. El 0-4 cerró la puerta a ganar la Copa, aunque lo cierto es que el equipo ya rozaba una Liga lograda con mucho compromiso, enorme compromiso defensivo y escaso talento sobre el campo, especialmente con los 16 partidos, ahí es nada, que se perdió Pedri. ¿Quién jugó en aquel desastre? Les cuento: en el once, Marcos Alonso, Kessié y Sergi Roberto. También la actual defensa titular, más Gavi, Lewandowski y Raphinha, con Busquets ahí en su isla. Del banquillo entraron Ferran, Ansu y Eric. Nos salen cuatro saldos, y aquí ya incluimos a la tanqueta polaca, y sí, amnistiamos a Ferran, a Ansu, a Eric.

***

Y es así como llegamos a San Mamés, 24 de enero del 2024. Ante un equipazo maduro, hecho y volcado, firmamos un gran primer tiempo, de someter a una de las mejores presiones de la Liga, de dominar, de asustar. Y sí, en algún momento a Pedri y Lamine se les acaban las pilas, y te quiebran las rodillas en la prórroga, en otra noche en que quedaron retratados Lewandowski y De Jong, esa pareja de cómicos que aún no han entendido lo que es el rondo.

Pero en una entidad centenaria, eso es anécdota. En San Mamés, ante ese vendaval de fútbol, con una clasificación en juego y un entrenador odiado por dos terceras partes del barcelonismo, jugaron siete del filial. Estuvo Pedri (21), también Balde (20). Pero sobre todo, estuvieron Guiu (18), Héctor (17), Cubarsí (17) y Lamine (16). Es sencillamente increíble e impensable y es para llenar Canaletes y aparecer en la oficina con chándal Meyba del 88. Porque nosotros, que hemos vivido grises décadas de cemento y horrores de todo pelaje, supimos anoche que seguimos siendo el Barça y que estamos acunando una brutal tormenta de fútbol, que con todos nuestros defectos, nuestra identidad sigue ahí, y la Masia sigue ahí.

Y me gustaría preguntarles: ¿Creían de verdad que ganar sería siempre rutina y que rehacerse de una década de bartorosellismo sería fácil? ¿Ven ustedes una evolución, de los Trincaos a esto? ¿Aprecian un cambio de Sergiño a Cubarsí?

Hay desastres y desastres, y el de ayer, perdonen, tendría que haber acabado con una sonrisa de puro orgullo de ser el Barça.

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