Ecos

La maldición de Van Gaal

10 octubre , 2013

El Barça debe mucho a las discotecas de la ciudad. También a las incalculables posibilidades de ocio que una ciudad como Barcelona ofrece a sus lozanos y millonarios futbolistas. Piensen en Romário, qué año de placeres sin fin nos regaló, él, consumado experto en el arte de cerrar locales de madrugada. Recuerden todas esas declaraciones de cracks de todo pelaje asegurando que sí, que son muy felices en esta ciudad (créanme: no hablan sólo del tiempo). Admitamos también que resulta imposible entender al Barça rotundo de hoy sin la figura de Ronaldinho, como resulta imposible entender al gran Ronaldinho sin la noche barcelonesa. Estamos, en efecto, muy agradecidos al sector del ocio de la ciudad.

[Borren esa sonrisa, que ahora aparece Van Gaal].

Van Gaal fue un señor muy serio que con una plantilla descomunal logró el milagro de parir un fútbol de menú de siete euros. Entre otras atrocidades, jugaba con mediapuntas. Sí, amigos: como Mourinho, casualmente su ayudante en la época. Van Gaal tuvo, además, la desfachatez de traerse a medio Ajax; increíblemente las calles no se llenaron de peligrosas y armadas turbas culés. Pero aquel hombre, profesional serio y puntilloso, también dejó gotas de verdad en aquellos tiempos tristes: «Tú no tienes ritmo», le dijo una soleada mañana a Òscar Garcia, que se lesionaba continuamente. Van Gaal, que fue convenientemente arrollado por los medios, no mentía. Ocurre que un jugador que no piensa en fútbol difícilmente brilla en la elite y, a menudo, sorpresa, atrae el infortunio hacia su persona. 

Pensaba en ello porque ocurre que este cavernario tiene la suerte de haberse ganado la amistad del legendario Doctor Noche. Cuando ustedes están en fase REM, esta criatura mitológica se desliza, feliz, por los reservados de las discotecas más caras de la ciudad. Cuando ustedes roncan, el Doctor Noche ensaya unos alegres bailecitos. Cuando amanece, el Doctor Noche pedalea, puesto que nuestro dichoso Doctor Noche se ha hecho del Bicing. Noche sí, noche también. Y muy de vez en cuando, el Doctor Noche manda un whatsapp explicando qué jugador está en qué discoteca, en qué momento, y pertrechado bajo qué gorra. No piensen que lo hace con ánimo censor, en absoluto, él es un espíritu libre que disfruta viendo a la gente feliz. 

En este agujero compartimos el jovial espíritu deportivo del Doctor Noche y creemos que nuestros chavales tienen que divertirse. Constatamos, no obstante, que es una verdadera fatalidad que entre un encuentro con el Doctor Noche y una lesión muscular transcurran sólo un puñado de horas. No apelaremos aquí a códigos de honor ninja ni blandiremos las normas de conducta del Libro de Malaquías, pero sí reivindicaremos algo más simple: en la era de las profecías autocumplidas, en plena dictadura del karma, la prudencia nunca está de más.

Digámoslo claro: todos en el ancho universo culé hemos asumido en un crucial instante de la vida que jamás seremos Romário ni Ronaldinho. Todos, en algún momento, hemos ocultado en un rincón de la oficina, justo detrás de la pantalla del ordenador, nuestra jaqueca. Todos, en suma, hemos acallado las náuseas junto a la garrafa de agua mientras comprendemos, mierda, que la maldición de Van Gaal existe. 

18 Comentarios

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