Balance

La Bestia Parda & Co.

10 junio , 2010

Provocan pesadillas y envidia a los rivales y nos han hecho creer que no hay nada imposible. Lograron 109 goles en 58 partidos y además ganaron todos los choques a vida o muerte, en que no había partido de vuelta. Pero la 2009-2010 pasará a la historia como el año en que Messi volvió 50 años en el tiempo para reencontrarse con los números antiguos y emular al pletórico Ronaldo de antes de que se enamorara de los fetuccini y los callos. En una delantera sin Iniesta, con un joven inexperto como Pedro, un viejo dimisionario como Henry y dos arietes a los que la mayoría del barcelonismo daría la carta de libertad, ha ejercido de astro. Nuestro genio diminuto nos ha dado tres nuevos títulos con sus goles -inolvidable el que marcó con el corazón-, ha minimizado la exhibición de Cristiano y ha logrado el galardón individual más preciado del mundo: es nuestro hermano pequeño, la Bestia Parda, el Leviatán.

Messi. Sobrenatural. 10. Sus actuaciones contra Zaragoza y Valencia le valieron las comparaciones con los más grandes, con Di Stéfano, Pelé y compañía. Agradeció su paso a la media punta y convirtió en insignificantes a Henry e Ibra cuando se borraron. Su juego emociona por su zancada corta, su aceleración monstruosa y su instinto asesino. Se le vio llorar en la eliminación ante el Sevilla y eso queda en nuestra memoria igual que sus 47 goles y 12 asistencias (el año pasado llegó a 38 y 17). El fútbol vale la pena sólo por ver si alguna vez aparece alguien como él.

Pedro. Iluminado. 9. Tal vez sea cierto que juega al 130% de sus posibilidades reales. Tal vez no entienda el juego, sea limitado en el uno contra uno y sea exclusivamente un jugador de área. Pero es un hombre tocado por el dios del fútbol y ha acabado la temporada con 23 goles (algunos preciosos y otros auténticamente horribles) y en un Mundial que merece más que ninguno de sus compañeros de delantera que pertenecen al género humano. Otro de sus raros talentos es el de forzar goles en propia meta: propició los dos de este año (incluido este horror salinasiano) y otro el año pasado. Los goles a Estudiantes, al Shaktar y al Madrid le meten ya en la historia del club: acostúmbrense a él porque ha venido para quedarse.

Ibrahimovic. Vencido. 8. Se planteó su desembarco como un desafío a Messi y en el duelo entre el arte egocéntrico y el fútbol, ganó el fútbol. Tras un inicio demoledor que culminó masacrando a Casillas, en algún momento comprendió que era prescindible, que no es el mejor del equipo, que a lo mejor ni siquiera está en el podio. Picassovic bajó entonces los brazos y sólo se reactivó para marcar goles fundamentales en la Champions (uno de carroñero al Stuttgart y dos golazos al Arsenal) y otro más en Mallorca. Acaba con 21 goles y 12 asistencias y parece que abandonará el club, aunque conviene recordar que Henry, en su primer año, se arrastró y sólo maquilló sus números hasta los 19 goles, y fue en el segundo cuando se comportó como una estrella. Pero lo que de verdad nos llena de melancolía es que sólo nos dejó un lienzo y un exabrupto.

Bojan. Superviviente. 7,5. Ha crecido respecto al año pasado con otra temporada infernal bajo el látigo de Pep. Una lesión le truncó tras un inicio prometedor y quedó al margen del equipo. Un día alguien se acordó de que seguía con vida y Bojan dio tres asistencias a Messi. Después le ganó la partida a Henry y finalmente sentó a Ibra en un gran final de temporada. Tras nuestras profecías uno se inclina por creer que seguirá, pero su futuro, con Villa y el mismo entrenador, tampoco parece halagüeño. Ha dejado goles y alaridos (1’09») como para que, de una vez, abandone el permanente estado de sospecha a que le somete el Frente Revolucionario Cavernícola.

Henry. Atracador. 3. ¡Qué calores ha pasado el antiguo genio bajo su pasamontañas! El fútbol ha demostrado de nuevo que puede ser muy cruel con quienes pierden la fe y las ganas. Con su inconmensurable fraude se expone a que el Camp Nou, estadio cainita y rencoroso, guarde en el recuerdo este último y lamentable año. Además de marcar menos goles que Piqué y de jugar casi el doble que Bojan, logró convertirse en un infame oficial para quienes confunden el fúngol con Wimbledon con su imitación de Ricky Rubio. Una pena que no se fuera el pasado verano. Je vous méprise, votre adresse, monsieur!

Jeffrén. Útil. 6. A penas participó pero revolucionó la final del Mundial de clubs y desencalló un par de partidos con sus goles. Es rápido, vertical y chuta bien, un extremo suplente correcto. Se conoce que su estrecha relación con Touré se debe a los notables problemas que tienen ambos para expresarse en castellano, lo que en el caso de Jeffrén tiene especial mérito por tratarse de un hispanovenezolano.

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