Abidal

Las notas (I). Abi y sus chavales.

13 junio , 2011

«Con el cáncer existe una doble relación: por una parte es una enfermedad corporal, de la cual probablemente muera en un futuro no muy lejano, pero que quizá pueda llegar a superar y a sobrevivir; por la otra, el cáncer es una enfermedad del alma de la que sólo puedo decir: es una suerte que finalmente haya hecho eclosión».

Fritz Zorn, Bajo el signo de Marte.

 

Permítanme, un año más, que les aburra con los elogios a esta defensa asombrosa que ha mostrado el Barça. Números en mano, es ahí donde ha marcado distancias contra la apisonadora de los Quincazos Portugueses. Entre Valdés, Pinto y Rubén han encajado sólo 39 goles en 63 partidos, una locura. Pero maticemos:

 

Valdés. 9’5. Indiscutido. ¿Qué mejor podemos decir de un portero del Barça? No ha hecho grandes intervenciones en los partidos clave de la temporada, pero a cambio, ha sido fundamental para ganar la Liga a falta de tres jornadas. Sus paradas en el mano a mano en partidos contra rivales de Serie B han sido básicas. Y nos encanta cómo asume su papel de capitán: si hay que dar una hostia, pues se da. Y todo a pesar de que su entente con Busi padre, según parece, no ha sido la mejor.

 

Pinto. 8. Superfans. Ya nos molaba por su trenza, su dentadura y su pasado en el Puerto de Santa María. Ahora, encima, es buen portero, sólo la caga contra su Betis y además se hace íntimo amigo de la Bestia Parda. Nos queda una duda: ¿habría parado Valdés el cabezazo de CR Ceja en la final de Copa?
Alves. 9’5. Superstar. Lo del gremlin no es normal. Casi perfecto en defensa, con pocos fallos y la agresividad de siempre. Ha superado por segundo año consecutivo a Xavi e Iniesta en asistencias. Un único pero: tuvo un par de ocasiones ante de Van der Saar que habrían convertido el 3-1 en una goleada histórica.

 

Piqué. 9,5. Piquetón. Debería estar prohibido ser tan bueno, tan chulo y tan sobrado en los partidos clave. El cuerpo técnico le ha señalado como clave en los títulos y aquí le señalamos como posmoderno del año. Protagonizó uno de los momentos terroríficos del año con este titular.

 

Mascherano (I). 9. Jefesito. Qué tío, el hombre que frustró a Bendtner tuvo la hombría de jugar semifinales y final de Champions y la final de Copa de central. Decirles que mide 1,71. Que ganó todos los balones aéreos incluso contra moles como el hijo del cuidador de elefantes. Asombroso.

Puyol. 8. Roto. Le recordamos menos tragedias que en otras temporadas, menos escenas Pantene, menos dramas. En definitiva, le recordamos menos, lo cual no puede ser sino positivo. Le ha ayudado una lesión y, ¿quién sabe?, a lo mejor es que finalmente ha aprendido a copiar al guaperas que le acompaña. A servidora, que no simpatiza con el Mític i Agoniós Capità, le conmovió su gesto con Abidal en la final de la Champions, tanto como para perdonarle la ordinariez de enrollarse con una petarda digna de Sergio Ramos.

 

Milito. 4. ¿Qué mierda es ésta? El bueno de Milito estuvo enorme cuando el Barça de Rijkaard se hundía. Se lesionó cuando recién comenzaba la orgía y ya ven que en el quirófano nos lo cambiaron por un tío de Regional. Pudo irse en enero, pero lo hará ahora. Esperemos que la Bestia Parda le eche de menos tanto como Valdés.

Abidal. 9,5. Inmortal. Si de Krankl y de su señora aún se habla, esperemos que de nuestro francés atómico oigan hablar in eternum en el Camp Nou. Se pasó el año siendo el mejor de la defensa, con proezas como ésta, con su primer golito,¡cómo le queríamos!. Y de pronto, enferma, pilla un tumor, enrabieta aún más a un equipo que ya era terrible de por sí, vuelve a los dos meses y levanta la Champions. Zorn tenía razón.

 

Maxwell. 6. Bizco. Como lo oyen. Pasé el año defendiendo sus virtudes y con la fiesta de la Champions, con los fuegos artificiales, descubro que es bizco. El hallazgo me convenció de que poco me he fijado en él y, en fin, tan bueno no será cuando el Barça busca a gente dudosa como el tal José Ángel para cubrir una posición en la que tiene a tres especialistas.

Adriano. 6,5. Correoso. No es malo: no mata ni viola, que decía el poeta. Acabó siendo titular a base de mucho esfuerzo, mucha disciplina y mucho luchar contra una dura realidad: en un equipo de megacracks, ha tenido la desvergüenza de mandar fuera de banda sus chutes a puerta un mínimo de cuatro veces. Es de suponer que seguirá.

 

Los ni-nis. 4. Ausentes. Nos venden durante dos temporadas que viene una generación asombrosa de defensas, con Bartra, Fontàs, Montoya -ojo, rima con chirimoya-, Muniesa y Sergio Gómez y acabamos saliendo al Bernabéu con un central jibarizado y un exlateral lesionado. Dicen que de verdad cuentan: habrá que ver si el club es consecuente y ficha sólo de medio del campo para arriba.

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