Ferran ha tocado fondo (de los mónguers, para los mónguers)
Uno no sabe cuándo llegó a nuestras vidas el horror ético y...
A estas alturas de la vida es importante que ustedes sepan que el núcleo duro del vestuario del Barça quedó para ver el partido de La Banda en Manchester, igual que un puñado de mourinhistas hizo lo propio anoche. Corre la cerveza, se lanzan maldiciones y valen todo tipo de vudús. Unos y otros, profesionales de la lucha grecorromana, saben perfectamente quién es el enemigo.
Rueda el balón. En el banquillo, Tassotti. En el campo, siete Copas de Europa, nadie ganó tantas en los tiempos de la televisión en color. Gobernando el centro del campo, un monumento a la claustrofobia llamado Ambrosini. Y arriba, unas crestas atroces que hacen delirar a Callejón en sus noches locas. Es el equipo de Baresi con un 2-0 a favor. Mourinho brinda, Berlusconi sonríe.
La masacre se consuma. Alba decide en una y otra área. El orgulloso Milan de las siete Champions preferiría haber jugado la UEFA. Hoy ha conocido un horror desbocado y su afición sufre un mazazo que no podrá olvidar en muchos lustros.
Sólo hemos pasado a cuartos, cierto. Pero el Barça se ha acordado esta noche de cómo lo hacía hace un par de años para arrasar a todo el que se le ponía por delante. Vean la cara de Montolivo en la imagen. Véanla bien. Piensen en Diego López.
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