Bajas pasiones

Explicando el heteropatriarcado a Bertín Osborne

1 octubre , 2023

Acompáñenme en este incierto viaje en que le hablaremos de responsabilidad sexoafectiva a Bertín Osborne y de monogamia a Juan Carlos de Borbón. Acompáñenme, porque la hora es tremenda, extraordinariamente grave: ¡el Real Madrid de España denuncia que los árbitros favorecen al Barça! Es titánica la misión, que consistirá en explicar a La Banda que lleva toda una vida, décadas y décadas, gozando de perpetuos beneficios sistémicos que es incapaz de ver. «¡Negreira!», clama el madridismo, con la única voz que tiene, la de su amo. Y como los arios del Mississipi del siglo XIX y los heteros del XXI, ignora el viaje en jet privado que se ha pegado por los cielos del privilegio.

En primer lugar, conviene recordar que desde los tiempos de Franco en este país se decidió que el Madrid era el equipo de España. Pero aléjense unos centímetros de la pantalla, entrecierren los ojos y entenderán mejor lo que el dictador dispuso: el Madrid es España. Y cuando iba por aquellos campos de Dios no había línier, niño de teta ni abuelo de baba que ignorara cuál era el equipo del régimen. La modélica transición tampoco abordó el asunto, y por supuesto que Españita se sonríe cuando el Atleti gana una Liga y el Sevilla una UEFA pero ah, A LOS PUTOS REYES CATÓLICOS SE LES ERIZAN LOS VELLOS CON LAS REMONTADAS DEL MADRÍ EN LA CHAMPION. El asunto no es simplemente demoscópico (hablamos del equipo de la Península con más seguidores) sino también cualitativo: en tanto que el Madrí es España y Nacho Selección, la cosa ha dejado de ir de los árbitros, pobres diablos. Piensen en todos esos oscuros comités, tribunales deportivos, despachos ibexinos, funcionarios de todo pelaje y un hermoso, civilizado y plural ecosistema mediático. Todos ubicados en la capital del reino, claro. Todos felices cuando triunfa la España que juega de blanco. Todos dispuestos a jugarse el tipo por un «gracias» del Tito Flo.

Los favores de que ha gozado desde siempre este campeón universal del cinismo deportivo no se pueden enumerar, ni meter en un vídeo, ni diseccionar en una camilla de forense. Sería como tratar de compilar evidencias de que en la tierra existe la gravedad; habría que ser astroanuta, y uno un poco retromónguer, para negar el fenómeno. Los favores al Madrid son ley, son hábito, son tradición y son sagramento. Los buenos días por la mañana, el eructito de después de la caña, el penaltito a favor del Madrid.

Pero ay, Bertín, no te me vayas, concéntrate. Hasta aquí hemos comentado que igual que tú eres beneficiario del heteropatriarcado, el Madrí es a la par encarnación y adjudicatario de los favores de España. Te cuesta verlo, megalodón, pantera, pero arriba, mucha fuerza. El problema es que con Florentino la cosa se agravó, porque disimular es de desgraciado y las excusas son para los parias. El Madrid que se condujo durante lustros como un ladrón de gallinas entrañable, picaruelo y de escasa higiene, y que de vez en cuando daba desganadas e increíbles excusas, ese Madrid es historia.

Desde Mourinho y Pepe, hasta el degollador Casseur y el luchador de sumo del fútbol aéreo, pasando por la agresión de la cara de Baena al puño de Valverde y la concesión del título de hijo honorífico de Rosa Parks a Vinicius, uno diría que a Florentino se le acaba el tiempo y con él, la vergüenza. Ahora La Banda te roba el ganado a plena luz del día saludando a la cámara de seguridad; a continuación se fotografía, sonriente, con la gallina en el puchero; para finalmente filtrar la foto de la barbacoa con Toñín el Torero en La Voz del Corral. Eso ya es más siglo XXI: te roba, te insulta y se asegura de que tú y el resto del planeta sepáis de que lo ha hecho, por la sencilla razón de que podía hacerlo impunemente, ya que (por tercera vez, disculpa la insistencia, machote) el Madrí es España.

Ay, ésta es la realidad de nuestro mundo culer, una realidad que conocemos bien, o es que acaso no llevamos años jugando la Copa Catalunya e igual de sistémica que es La Banda en las Españas lo es el Barça en su rincón. A las penas de los atracos y la Barçafobia institucionalizada de este moderno estado de derecho debemos sumar a esa mitad del barcelonismo que vive en la ignorancia y el odio al talento, a esa mitad nuñista que nada aprendió con Cruyff, menos aún con Guardiola y Messi, enano ladrón. Amigo Bertín, no te rasques con ese vigor las gónadas, y escucha el triste final: es nuestro mundo un lugar de vecinos cleptómanos, familiares tóxicos y sí, también de superdotados directivos a quienes les pareció buena idea pagar siete millones de euros a un árbitro.

Y ahora dime, sin reírte por una vez, que Negreira y el Vaginato Islámico te han arruinado la vida.

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