Clásico

La Champions de octubre

29 octubre , 2023

Pasó en octubre del pasado año: visita al Mal con un equipo cuajado de bajas, y derrota por 3-1. En aquel momento era la jornada 9 y los de Xavi se veían tres puntos por debajo de los Carvajales. Un año después, con el partido en casa, quedamos a cuatro. El resultado, francamente, no sería como para tirarse a las vías del tren, teniendo en cuenta que el once que alineó Xavi incluía a un suplente por línea, al que podemos añadir al Ter Stegen de cuando la alopecia.

El problema no está en el resultado, no en octubre. El problema está en el juego, en un equipo que no logra hacer 10 o 15 ocasiones en un partido. Es un mal que arrastra del mísero equipo ofensivo del pasado año y que se agudiza con la eterna, la frustrante, la reputísima baja de Pedri. Tal vez el día que podamos juntar en el once al canario, Gavi, Gundo y Joao Félix seremos el huracán ofensivo que la historia de este club exige; hasta entonces cabe rezar porque Fermín o Íñigo afinen y no manden al palo lo que podría ir para adentro. Ante cualquier grande, pero especialmente ante el campeón universal del cinismo, el Barça no se puede permitir chutar 12 veces por 8 del rival. Hay que llegar más y para eso hay que crear y jugar más y hay que parecerse a lo que somos. Insistamos: es el segundo año de un equipo campeón, somos favoritismos, pero el reto no está en el acierto, el reto está en el fútbol.

Y hablemos de eso otro de Gundogan, denunciando de forma elegante un cierto sudapollismo. Sería abyecto que un equipo de niños de la cantera y de veteranos superprofesionales cayera en ese pantano tras ganar una triste Liga. ¿Por quién iban las palabras del reciente campeón de Champions? Entendemos que no será por Ter Stegen, ni por Gavi o Araujo. Es sabido y conocido que tenemos un gran vestuario, con poquísimos tíos tóxicos, aunque este año hemos triplicado su número por obra y gracia de los Joaos. Esperaremos al periodismo, pero uno querría pensar que alguien pagará los platos rotos, y que ese alguien será, tras una semana de autocrítica y rabia, la Real Sociedad.

Pero por dios, seamos serios y no incurramos en el llanto histérico que siguió durante toda la temporada pasada a cada derrota del equipo de Xavi. No recuerda uno que en octubre se pierda Champions alguna.

PD. Permita el amable lector la speculazione infondata y que les cuente que la celebración del Madrí en el 1-1 del Patamula inglés fue como para creer que allí ya todos le odian o que aquello es una chifladura colectiva: hemos visto goles de pretemporada con abrazos más afectuosos. Súmenle a eso la intrínseca calidad humana de Vinícius y ya pueden apostar ustedes por inminentes naufragios blancos.

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