Frivolidades

Hornby es de los nuestros

21 octubre , 2012

Fiebre en las gradas es posiblemente el mejor libro jamás escrito sobre fútbol. Nick Hornby, héroe de este agujero a quien le perdonamos incluso que sea del Arsenal, detalló en esas páginas su demencial sentir futbolero. En un capítulo memorable explicó cómo imagina el partido perfecto; estos eran sus ingredientes:

«Goles: tantos como sea
posible».
Un total de nueve. ¿Is that enough, que diría Henry?

-«Lamentables errores arbitrales». Los que no vimos a Guruceta pudimos disfrutar anoche de un penalti verdaderamente sideral. 
-«Un público bullicioso». ¿Cómo demonios pudo bajar jamás el Depor con ese estadio?
-«Lluvia, un campo
embarrado».
Sí, de vez en cuando nos toca ver a Iniesta con el tutú embarrado. 

-«Que el adversario falle un penalti». No tuvimos esa suerte. Sin embargo, pudimos ver algo aún más prodigioso: hasta tres ataques del Depor no acabaron en gol.
-«Que un jugador contrario
reciba la tarjeta roja».
Esto sí lo logramos. Los gallegos perdieron fuelle y se vinieron abajo tras la expulsión de Mascherano, uno de sus mejores hombres. 

-«Algún tipo de incidente desgraciado». Control de pecho y perfecta vaselina, o cómo meter el mejor gol de tu carrera en propia portería. 


A estas exigencias se pueden añadir otros asuntos que brillaron ayer en el festival de Riazor: 


Milagros inverosímiles. Señores, parece que Sex quiere volver a ser futbolista. Ver para creer. 
Horrores del más allá. El eje defensivo del Barça, amigos. El estiércol y las flores. Un chispas sin la FP al frente de una misión de la NASA.  
Messi. Su giro en el 3-5 es antológico, pero es que además la víctima fue un señor llamado Marchena.
El milagro de la vida. Sí, amigos: a Tito le cayó ayer un trolebús por la cabeza. Y una vez más, sobrevivió. 


No lo duden. Hornby, que también ama el fútbol, es de los nuestros.

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