Frivolidades

‘Nobody fucks with the Ronald’

28 septiembre , 2022

La transmigración de las almas, los gemelos separados al nacer, las medias naranjas. Larga es la literatura del tocomocho que nos explicaría la asombrosa cosanguinidad de Ronald Araujo y Jesús Quintana, The Jesus. Nacidos en distintas eras y a 9.763 kilómetros de distancia, volver al siniestro jugador de bolos de El Gran Lebowsky nos recuerda la naturaleza de nuestro cuatro (porque, nens no mireu, luce el cuatro).

Pero ahí están los datos, tozudos e incontestables, que nos indican que Ronald Federico y el Yisas son un mismo ente.

  • Pasión por los bolos: el siniestro Quintana consagra su vida a la bolera, el bueno de Araujo se convirtió en gif por su afición a practicar el derribo de bolos sobre el césped.
  • Estética mara salvatrucha reformada. Si existen en tu antecedentes familiares de Sendero Luminoso, por un lado, y en la mara Salvatrucha, por el otro, pero tú lograste contra pronóstico alfabetizarte y lograr un curro estable donde nadie ha avistado tus tatuajes ni tu certificado de antecedentes, muy probablemente lucirás esa perilla, ese peinado. La vida les enseñó a Jesús y al Ronald que transmitir esa sensación permanente de amenaza es un buen negocio.

  • Complicada relación con lo esférico. El personaje interpretado por John Turturro pasa a la iconografía moderna por lamer la bola; no crean que el intocable defensor del Barça conoce mucho mejor el sentido de ese objeto esférico y con tendencia a rodar y botar.
  • Religiosidad confusa. El Yisas habla de sí mismo en tercera persona y con artículo, inequívocas señales de honda y evangélica esquizofrenia. Bien, Araujo firmó remató ayer el comunicado en que explica su decisión de operarse con el siguiente salmo: «Con Fe y trabajo duro daré lo mejor de mí para volver lo más rápido posible. Abrazo y bendiciones! Todo lo puedo en Cristo que me fortalece».
  • El peso de los antecedentes. Al personaje del Gran Lebowsky se le conoce un pasado delictivo, también con Araujo haríamos bien de mirar atrás y descubrir algunas sombras. En efecto ahí están los aromas de Puyol, las reminiscencias de Migueli, en el retablo de todo aquello que evoca este uruguayo de músculos de titán y salud decimonónica. Y bueno es recordar que a cierto barcelonismo, a la mitad mala, le chifla el asunto.
  • Nobody. En efecto, le queremos en nuestro equipo, con su navaja, su mirada iluminada, su necesidad de ganar. Pregunten al Nota, él lo sabía bien: nobody fucks with the Jesus.

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