FCB: Furia, cólera y bilis
Hablamos de un equipo que está en el primer año de su...
Son ya 25 los partidos y tal vez el momento de hacer balance del primer tercio de temporada. Esta etapa finaliza antes de los rigores invernales, como la segunda llega hasta primavera, para dar término a la tercera, que es el decisivo sprint final. Quitando el infame borrón de la Supercopa con que inauguramos la temporada (dos derrotas ante el Madrid, la segunda con una humillación memorable) el balance es imponente: 23 partidos, 18 victorias, cinco empates. De los ocho primeros clasificados, sólo falta visitar el Cuernabéu. Y hasta ahora sólo se han encajado ocho golitos. Como consecuencia lógica, el Barça es líder con cinco puntos de ventaja sobre el segundo y ocho sobre El Mal y se clasificó con suficiencia para octavos de la Champions y de la Copa.
Pero los números mienten y si por algo hay que creer en este equipo es por la misma combinación de talento individual y competitividad colectiva que ha sido la fórmula de estos últimos tiempos. El equipo ha sabido remontar en avisperos como el Alfonso Pérez y se repuso al gol inicial de Valencia y Atlético, sus principales perseguidores, contra los que jugó en campo contrario y a los que pudo ganar con algo más de suerte. Y el juego ha tenido fases, pero ha rozado la brillantez cuando el partido lo ha exigido: Juventus, Valencia o Celta tuvieron cumbres de fútbol de un equipo que vive aún de un Messi que aspira a superarse un año más.
Especialmente significativa fue la respuesta del equipo tras el empate en Mestalla con clamoroso error arbitral que evitó la victoria: Messi rabió sobre el césped, Valverde rabió en la sala de prensa, Iniesta rabió en la zona mixta. Un equipo en ese estado de excitación cuando visita al segundo con cuatro puntos de ventaja y empata no es un equipo, es un cártel. Pero es que además ningún otro equipo ha mostrado una ambición a la altura del equipo de La Bestia Parda: La Banda desprecia la Liga, saturada como está de cobre europeo, y el Atleti no tiene el fulgor de otros años. Pronto, allá en febrero, sabremos si el Valencia es rival para el Barça de Ter Stegen, Umtiti y Busquets.
También hay que recordar que el Barça completa este impecable primer tercio de año con Dembélé lesionado, con Luis Suárez renqueante y evidentes lagunas en la planificación (sin centrales suplentes, sin extremos, pendientes siempre de Sergi Roberto para los marrones y aún sin alternativa creadora a Iniesta) y con un club del que nada se puede esperar.
Pero amigos, a la espera de lo que nos pueda ocurrir en invierno, ese invierno que fue letal en tiempos del Tata, seguimos siendo un equipo lleno de gente desesperada por ganar y donde además juega el Dios del Fútbol. Difícilmente nos ganará quien no desea muy fuerte hacerlo.
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